Las fotografías de internet quieren volver a Adán y Eva, como si en la web no existiera el llamado pecado original de la religión católica que condenó a la humanidad a llevar vestuario y sentir vergüenza ante la desnudez. El avance del siglo XXI es el regreso a la era primitiva de la humanidad en lo que al cuerpo se refiere. Un deseo extremo por mostrar fotografías que dejan poco o nada a la imaginación y publicitar las acciones más instintivas y naturales como el coito o la excitación sexual, además para ufanarse de los resultados del ejercicio en el gimnasio, la utilización de esteroides y los resultados de las costosas y sobrehumanos efectos de las cirugías plásticas todo no por un fruto del árbol del conocimiento sino por una mano arriba que simboliza un me gusta que al fin al cabo deja en la abstracción exactamente que es lo que le gusta a la audiencia.
Por el sueño de sentirse deseado por millones de conexiones en el mundo del cual no se tiene ni una ínfima idea de quién se trata se muestra un seno, un glúteo, el abdomen, los bíceps, los muslos, todo lo que más pueda pueda venderse si es que así se le puede llamar a la mayoría de las imágenes que posiblemente monetariamente no ganan nada.
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