La Angustiosa y tortuosa enfermedad de Emmanuel Pablo



Todos sabían que Emmanuel Pablo estaba enfermo, era evidente en el joven por su manera de caminar, de hablar, de no mirar a los ojos y sus pocas palabras a la hora de interactuar con los demás. Su abuela quien estaba a cargo de él, le suministraba los quince medicamentos que tenía que tomar al día pero le decía que eran vitaminas para que creciera más fuerte y sano. Emmanuel Pablo le llamaba la atención como lo miraban las demás personas y en ocasiones le daba la impresión que “cuchicheaban” a sus espaldas. Le causaba rabia la exagerada comprensión y las miradas esmaltadas de ojo de peluche que le daban las señoras amigas de su abuela como si fueran de lástima. ÉL no sabía que  su salud estuviera tan grave ni que sus  calamidades fueran tan publicitadas por su imagen. Siempre alguien lo quería ayudar, abrazar o mimar. Él quería ser un militar para ser fuerte y valiente pero nunca lo lograría  ya que no podría superar las pruebas tan exigentes del cuartel. Sus amigos sabían que estaba enfermo, sus vecinos sabían que estaba enfermo, en la escuela también. Emmanuel Pablo Murió de una penosa enfermedad: el quince de marzo de ese año sin saber de lo que sufría. Todo el pueblo quien sabía que le pasaba y quienes esperaban el triste desenlace lo acompañaron para darle el último adiós. Emmanuel Pablo nunca supo de que iba morir ni porque tan dolorosa situación la suerte le había regalado. Todos los que lo amaban, por protegerlo, nunca le contaron la verdad. Pero a pesar de todo Emmanuel Pablo fue una persona muy feliz, además de estudiar en el colegio Bernal, participaba en la banda del pueblo donde tocaba la  trompeta. Luis Álzate el maestro de la banda le tenía un gran aprecio por su nobleza, sencillez e inocencia. El maestro pensaba que iba a ser un gran músico por sus notables y sobresalientes habilidades que tenía respecto a sus compañeros pero su talento nunca se materializaría en algo serio y concreto ya que el futuro sentenciado por la voz profética del médico no le daría la oportunidad de triunfar. Emmanuel Pablo hablaba con todos, saludaba y era educado con sus compañeros y vecinos pero nunca se abrió a la intimidad de la amistad o del noviazgo, tal vez porque sabía que algo andaba mal en él. Se sentía diferente pero no era por causa de algún trauma o conflicto psicológico, como muchos creían. Era algo más extraño, profundo e ininteligible para su edad, por alguna extraña razón y a pesar que era un buen muchacho con muchas virtudes el amor no lo encontraba a él y pareciera que le huía. Emmanuel Pablo, el adolescente de la enfermedad innombrable no quería ni se sentía la víctima de las circunstancias además no entendía que le pasaba y porque lo trataban tan diferente a los otros,  solo anhelaba algo tan sencillo y que la mayoría de sus conocidos poseía pero que para él era algo inalcanzable. Solo anhelaba amar y no le importaban lo prejuicios, las burlas, ni nada, solo quería entregarse al compromiso serio y maduro y expandir su conciencia, y crecer al lado de una mujer que no lo tratara diferente sin saberse porqué ni le tuviera lástima, ni le dijera que era una persona muy tierna. Emmanuel Pablo quería ser normal y eso pudo ser el peor síntoma de su enfermedad, él quería ser como los demás, quería ser deseado por una pareja, quería ser popular y ser visto como un referente de honor, de liderazgo. A sus quince años su vida se apagó, pero fue lo mejor para él porque muerto descubrió que la vida duele más que la muerte y que a la mala compañía se le debería temer más que a la soledad.

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