¿Cuál es el Tigre?



El otro tigre es un poema  escrito en la vejez de Jorge Luís Borges. Compuesto por tres párrafos, trescientas veintiséis palabras. Donde en cada párrafo el autor habla sobre un tigre, el tigre real, el tigre de los versos y el tigre que quiere encontrar en sí mismo el autor. Es un poema donde se huye de la realidad a través las palabras .Analizaré cada párrafo del poema.
En el primer párrafo el autor  escribió que estaba en una biblioteca  donde comenzó a  pensar en un tigre, haciendo referencia a un tigre real; a un animal cuadrúpedo, a un mamífero, a un  felino. Exalta las cualidades del animal y lo denomina cómo un  ser vivo fuerte, inocente y nuevo y no como un animal terrorífico. Alude a la naturaleza irracional y primitiva del tigre  mencionando que no existe en su mundo nombres ni el sentido del tiempo sino solo su momento presente. Jorge luís Borges utilizó en este primer párrafo las funciones del lenguaje: la poética para alabar al animal que causó su admiración, la expresiva porque muestra sus sentimientos sobre el tigre, y la referencial porque expuso eventos objetivos de lo que hace un tigre; como recorrer grandes distancias “…él irá por su selva y su mañana y marcará su rastro en la limosa  margen de un río… Y salvará las bárbaras distancias…”. Y Concluyó que a pesar de la distancia, él sueña sigue al tigre en su imaginación.

Ahora, analicemos el segundo párrafo. Este párrafo tiene un toque nostálgico, Escribo que es un párrafo nostálgico  porque comienza: “Cunde la tarde en mi alma y reflexiono”. Él autor habla de otro tigre, del tigre del verso, del que se  emplea como tropo o sea como tigre que tiene otro significado, él habla del símbolo del tigre
“el tigre vocativo de mi verso, es un tigre de símbolos y sombras, una serie de tropos literarios y de memorias en la enciclopedia”. Hace una oposición entre el tigre de las enciclopedias y el tigre real pero por el sólo hecho de caracterizar y escribir sobre el tigre real lo convierte en una ficción, en un tigre vocativo, en un símbolo y no el tigre real que está en la selva. En este párrafo el autor utiliza las siguientes funciones del lenguaje.
  1. metalingüística porque hable de sobre temas especializados, sobre expresiones literarias que solo le competen a los científicos de la lengua.
  2. Referencial porque habla de lo objetivo, de lo real cuando nombra una fecha “Y hoy, 3 de agosto del 59”. También utiliza esta función cuando habla de la realidad del tigre en la selva.
  3. expresiva porque plasma sus sentimientos frente al tigre vocativo y al real.

En el último párrafo el autor escribió sobre un tigre sobre el cual el no menciona directamente  en el poema y el cual no se sabe que tipo de tigre es exactamente, sólo lo describe. Un tigre que es una forma y que el ha estado buscando y sigue buscando en una aventura indeterminada y absurda,  inexplicable, brillante, que está fuera de las palabras.
En este párrafo el autor utiliza las siguientes funciones del lenguaje:
1 Apelativa porque da una orden cuando comienza “Un tercer tigre buscaremos”
2 metalingüística porque hable de sobre temas especializados, sobre expresiones literarias que solo le competen a los científicos de la lengua
3 Expresiva ya que muestra el sentir del autor

Anexo

El otro tigre


Pienso en un tigre. La penumbra exalta
la vasta Biblioteca laboriosa
y parece alejar los anaqueles;
fuerte, inocente, ensangrentado y nuevo,
él irá por su selva y su mañana
y marcará su rastro en la limosa
margen de un río cuyo nombre ignora
(en su mundo no hay nombres ni pasado
ni porvenir, sólo un instante cierto.)
Y salvará las bárbaras distancias
y husmeará en el trenzado laberinto
de los olores el olor del alba
y el olor deleitable del venado.
Entre las rayas del bambú descifro
sus rayas y presiento la osatura
bajo la piel espléndida que vibra.
En vano se interponen los convexos
mares y los desiertos del planeta;
desde esta casa de un remoto puerto
de América del Sur, te sigo y sueño,
oh tigre de las márgenes del Ganges.


Cunde la tarde en mi alma y reflexiono
que el tigre vocativo de mi verso
es un tigre de símbolos y sombras,
una serie de tropos literarios
y de memorias de la enciclopedia
y no el tigre fatal, la aciaga joya
que, bajo el sol o la diversa luna,
va cumpliendo en Sumatra o en Bengala
su rutina de amor, de ocio y de muerte.
Al tigre de los símbolos he opuesto
el verdadero, el de caliente sangre,
el que diezma la tribu de los búfalos
y hoy, 3 de agosto del 59,
alarga en la pradera una pausada
sombra, pero ya el hecho de nombrarlo
y de conjeturar su circunstancia
lo hace ficción del arte y no criatura
viviente de las que andan por la tierra.
Un tercer tigre buscaremos. Éste
será como los otros una forma de mi sueño,
un sistema de palabras
humanas y no el tigre vertebrado
que, más allá de las mitologías,
pisa la tierra. Bien lo sé, pero algo
me impone esta aventura indefinida,
insensata y antigua, y persevero
en buscar por el tiempo de la tarde
el otro tigre, el que no está en el verso.









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